HERMETISMO O DERECHO A INFORMACIÓN VERAZ DE LAS VACUNAS CONTRA EL COVID-19.
Por: Leonel Iván Contreras Vega
El autor es Profesor de Inglés con más de 20 años de experiencia y Abogado.
El terror nocturno del 2020, al parecer, extiende sus tentáculos en 2021 y lo digo así; por la falta de transparencia de este gobierno al momento de informar a la población con relación al contrato de compra-venta de las vacunas que se aplicaran en el territorio nacional.
Es notoria la angustiosa espera de un medicamento que pueda desaparecer esta pandemia, pero; más desesperante ha sido el proceso de compra-venta de las vacunas y más aún el contenido del contrato que al parecer es el secreto mejor guardado.
Mucho se ha hablado del costo global y unitario del medicamento, la cantidad de dosis, la fecha exacta de entrega, si se cuenta con el equipo de refrigeración y si había un intermediario entre el laboratorio y el Estado, no obstante; poco o nada se ha hablado del derecho del paciente que en este caso, es la nación entera, a saber el contenido del medicamento, sus efectos secundarios, el pronóstico, en fin las expectativas que se desea alcanzar con la vacuna.
Ya me parece oír aquellos super defensores que saldrán a decir que se ha hablado ampliamente del tema y que además se ha señalado a la población que no es obligatorio.
Permítame adelantarme en mi defensa… Por supuesto que no es obligatorio ya que la Ley 68 del 20 de noviembre de 2003, así lo establece… Esta ley se refiere a los derechos a tomar una decisión libre pero informada al momento recibir un servicio de salud. Con relación a la explicación del medicamento, no he visto una rueda de prensa que exponga detalladamente de manera comprensible, es decir; conforme al nivel intelectual, emocional y cultura de los panameños, información para ayudarles a tomar una decisión de manera autónoma tal como lo señala el artículo 6 de la citada ley. Les invito a tomarse el tiempo y escuchar la manera sencilla en que el Dr. Alexánder Guíntsburg, creador de la vacuna Sputnik V, explica el funcionamiento de la misma (https://www.youtube.com/watch?v=uqszk8EF1LU&feature=youtu.be). Se que en Panamá contamos con excelentes epidemiólogos que pueden hacerlo mismo con la Pfizer, la AztraZeneca/Oxford, y la Johnson & Johnson.
En fin, no se sabe a ciencia cierta que nos vamos a inyectar y esto se empeora con el hermetismo con que se maneja el contrato de compra-venta de las vacunas con los diferentes laboratorios. Todo esto viola el artículo 12 de la mencionada ley que a la letra se lee: “Los ciudadanos y ciudadanas tienen derecho a tener conocimiento adecuado de los problemas generales que impliquen un riesgo para la salud colectiva, y a que esta información y las medidas sanitarias de prevención o tratamiento se difundan en términos verídicos, comprensibles y adecuados para la protección de la salud.” (El subrayado es nuestro).
Como se lee, es nuestro derecho a saber de manera simple y detallada el contenido de la vacuna en otros términos, tenemos que saber que es el medicamento, cuando no usarlo, las advertencias y precauciones, su uso con otros medicamento, los efectos con los alimentos, el uso para las embarazadas lactantes y niños, si afecta la capacidad para conducir o utilizar máquinas, las dosis, sus efectos adversos, entre otros. De esto, se sabe poco o nada.
A todo esto, me pregunto… ¿Por qué el hermetismo del contrato?… será que hay cláusulas leoninas o cláusulas que determinan la jurisdicción en casos de conflictos legales… Será que no se está siendo honesto con el pueblo panameño sobre los detalles médicos de la vacuna. Me hago estas preguntas porque el gobierno ha reconocido la confidencialidad del mismo al punto de no poder señalar el precio unitario de cada dosis y no lo digo yo, lo dijo la ministra de Relaciones Exteriores Erika Mouynes en una entrevista hecha en un programa de opinión el 5 de enero de 2021.
En definitiva, no se puede ser hermético en temas de salud pública de facto, es responsabilidad Constitucional del Estado velar por ella por lo que es vital, si queremos efectivamente acabar con este mal en nuestro país, ser diáfano ya que no hay margen para el error, la necedad, la incesantes y la injusticia.
Señores no tuerzan el derecho ni perviertan la justicia (Job 8:3).
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