UN MOMENTO PARA REFLEXIONAR…

Por: Leonel Iván Contreras Vega

El autor es Profesor de Inglés con más de 20 años de experiencia y Abogado.

 

Ante esta pandemia que golpea a Panamá y al mundo, las lamentables defunciones, el nivel de endeudamiento a lo que estamos llegando, los endebles sistemas de salud  y el complicado futuro que nos espera, se hace evidente que esta generación está viviendo tiempo de angustia, tristeza y dolor el cual, marcará un antes y después en la humanidad. 

Con este alto nivel de estrés a lo que estamos sometidos tal vez usted se ha preguntado ¿Será que Dios nos ha abandonado?… ¿Será que Dios se ha alejado de nosotros?… Pues déjeme decirle que no por el contrario, somos nosotros los que nos alejamos de Él por medio del pecado.

Tal vez dirá usted, yo no soy pecador… Déjeme decirle que si lo somos por no cumplir mandamientos como: amar a Dios y al prójimo como a uno mismo (Mateo 22: 37-39) conforme a la voluntad de Dios (Romanos 10:3).  Ahora bien, ¿Cómo me doy cuenta de que amo a Dios y al prójimo?… Estimado lector, usted ama a Dios al momento en que guarda sus mandamientos (Juan 14:15) y usted ama al prójimo cuando hace el bien a aquel que lo ofende porque no tendría valor si solo ama al que le hace bien a usted (Mateo 5: 43-46) además, también amas al prójimo al cumplir los restantes mandamientos que todos nosotros conocemos (Romanos 13: 8-9).

Ahora la pregunta es: ¿Por qué no cumplimos esos mandamientos?… Tristemente le hago saber que nuestro carácter nos aleja día a día de cumplir con esos mandamientos ya que solamente nos amamos a nosotros mismos, somos avaros, vanagloriosos, soberbios, no respetamos a nuestros padres, blasfemos, no tenemos afecto natural y la lista sigue por lo que los invito a que lean Segunda de Timoteo 3: 1-8.

En definitiva, no nos queda más que aceptar que somos pecadores (Romanos 3: 23) y necesitamos a Cristo Jesús en nuestro corazón y en nuestras vidas para lograr la salvación (Juan 3: 16).  Así pues, para solucionar esto, como primer paso; debemos aceptar a Cristo Jesús como nuestro Señor (Romanos 10: 9-10) y aceptar que solo Él es el camino, la verdad y la vida y que nadie va al padre si no es por medio de Él (Juan 14: 6) y así, por medio de este acto de fe, nos constituiremos en hijo de Dios (Gálatas 3: 26). 

El siguiente paso, es rogar por el perdón de los pecados es decir, debemos reconocer que hemos violado sus mandamientos (Salmos 51: 1, 4), confesar nuestros pecados a Él (1 Juan 1: 9), cambiar nuestra actitud y arrepentirnos (2 Corintios 7: 10), cambiar nuestra conducta (Hechos 3: 19), corregir en lo posible lo que hemos hecho mal (Lucas 19: 7-10) y que nos perdone en el nombre de Jesús (Efesios 1: 7).

Después de haber aceptado a Cristo Jesús y haber rogado por el perdón de nuestros pecados Él vivirá en nuestros corazones y seremos nuevas creaturas y lo mejor de todo esto es que perteneceremos a la gran familia celestial (Romanos 8: 14-17).

Considero oportuno hacer este breve análisis de la palabra de Dios ya que hoy más que nunca, necesitamos de Él y solo con Cristo Jesús podremos atravesar este valle de sombra y de muerte que trae tanta angustia y tristeza a la humanidad por esto, los exhorto a que nos humillemos delante de Dios, oremos y busquemos su rostro, convirtámonos de nuestros malos caminos para que Él escuche en el cielo, perdone nuestros pecados y sane nuestra tierra (2 Crónica 7: 14).

Dios bendiga a Panamá…           

 

 

 

 

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *